Raspberry Pi y 4G: El nuevo truco en fraudes bancarios

Los fraudes bancarios nunca dejan de evolucionar. La historia reciente de la ciberseguridad suma un nuevo capítulo fascinante y escalofriante: un grupo de hackers —identificado como UNC2891— logró infiltrarse físicamente en una red de cajeros automáticos para instalar una Raspberry Pi equipada con conexión 4G, abriendo una brecha digital casi indetectable. Analizamos cómo sucedió este golpe maestro y qué lecciones deben aprender las instituciones financieras.

Más allá del software: un ataque ciberfísico en dos etapas
Tradicionalmente, los ataques a cajeros automáticos solían limitarse a malware o técnicas como el skimming. Esta vez, la amenaza avanzó un paso más allá mezclando acceso físico y una infraestructura digital sencilla pero potente. El grupo UNC2891 consiguió ingresar físicamente a la red de un banco –los detalles exactos siguen siendo un misterio preocupante–. Allí, de forma sigilosa, conectaron una Raspberry Pi dotada con un módem 4G al mismo switch que interconecta a los cajeros automáticos.

  • Acceso físico crítico: Sin importar la robustez del software, un simple descuido en el resguardo físico puede abrir la puerta a desastres informáticos.
  • Raspberry Pi con 4G: Por su tamaño, costo y adaptabilidad, este miniordenador actuó como caballo de Troya, haciendo de puente entre la red interna y el mundo exterior.

Comando y control invisible: el canal C2 que esquivó toda vigilancia
Una vez conectada y encendida, la Raspberry Pi desplegó su artillería técnica: un canal de comando y control remoto (C2) utilizando DNS dinámico, lo que permitió que los atacantes se conectaran desde cualquier rincón del planeta. Además, el uso de la puerta trasera TINYSHELL ofrecía acceso persistente y sigiloso a los sistemas bancarios.

¿El truco más inquietante? Todo el tráfico salió directamente a internet a través del 4G, saltándose los firewalls, IDS/IPS y controles perimetrales habituales. Era como si un espía se camuflara dentro del propio cuartel general, reportando todo lo que observa sin levantar sospechas.

¿Cómo es posible este tipo de intrusión?
La pregunta del millón: ¿cómo pudieron los atacantes instalar hardware sin ser detectados? Aquí es donde el eslabón humano y los controles de acceso físico muestran su mayor debilidad. Puede haber sido mediante suplantación de personal, complicidad interna, turnos nocturnos descuidados o simples fallos en la gestión de visitas y mantenimientos.

  • La vulnerabilidad física es la más olvidada: Muchas entidades financieras invierten en ciberseguridad pero descuidan el control de acceso y la supervisión de auditorías físicas.
  • La integración físico-digital aumenta el riesgo potencial: Una vez dentro, los hackers solo necesitaron minutos para enlazar la Raspberry Pi y quedar listos para operar remotamente.

Sofisticación creciente: así son los fraudes modernos a cajeros automáticos
Los cajeros automáticos (ATM) son un objetivo recurrente para el cibercrimen. Lo que hace peligroso este tipo de ataque es la combinación de técnicas ciberfísicas:

  • Acceso físico a hardware y red.
  • Instalación de pequeña electrónica personalizada (como una Raspberry Pi).
  • Canal de comando y control imposible de bloquear con filtrado de firewall tradicional.
  • Transmisión sigilosa de datos de tarjetas, PINs, balances o incluso comandos de retiro.

En ocasiones recientes, fraudes de este tipo han causado pérdidas millonarias y mantienen en alerta permanente a bancos y entidades financieras.

¿Por qué este ataque pone en jaque a la banca?
La banca está acostumbrada a pelear guerras digitales en el software, pero ataques como este demuestran que la seguridad debe ser integral.

  • La inserción de dispositivos puede pasar inadvertida si no hay monitoreo físico y digital integrado.
  • Los sistemas de detección de anomalías en la red a menudo no consideran flujos extraños generados desde dispositivos como una Raspberry Pi encubierta.
  • El uso de canales C2 a través de 4G o conexiones móviles permite a los hackers escapar de todo control de red interno.

Lecciones de ciberseguridad: cómo proteger la infraestructura bancaria
Frente a esta realidad, expertos recomiendan una serie de medidas que no pueden esperar más:

  • Segmentación estricta de redes internas: Limitar los accesos y aislar físicamente las conexiones de los cajeros del resto de la infraestructura.
  • Supervisión del tráfico de dispositivos conectados: Registrar y auditar todos los equipos físicos vinculados a la red, y detectar de inmediato la aparición de hardware no autorizado.
  • Detección temprana de anomalías: Implementar sistemas de monitoreo capaces de identificar flujos de datos inhabituales, sobre todo aquellos que salen por medios inalámbricos o conexiones móviles.
  • Controles físicos inteligentes: Cámaras, sensores de movimiento y registros biométricos en áreas críticas deberían ser tan prioritarios como un firewall de última generación.

El futuro: ataques ciberfísicos como la nueva normalidad
El caso de UNC2891 no es un hecho aislado, sino un anticipo de lo que viene. A medida que los dispositivos conectados y las redes crecen en complejidad y en número, los atacantes buscan caminos menos convencionales y habitualmente más efectivos.

El gran desafío será lograr que la seguridad lógica y la física trabajen codo a codo. La historia nos lo dice: no basta con tener los sistemas actualizados, ni los cajeros aislados en la nube. Es necesario mirar la infraestructura como un todo —hardware, personal, software y procesos— para anticipar vulnerabilidades y no solo reaccionar ante ellas.

Conclusión: cada centímetro cuenta en la defensa bancaria
Si una Raspberry Pi de bajo costo logró burlar bancos enteros, es hora de tomar en serio cada aspecto de la seguridad. La presión está sobre las entidades y los responsables de TI para que el próximo gran golpe no suceda –o al menos, sea detectado a tiempo.

El ataque de UNC2891 revela que la seguridad bancaria exige una defensa 360: física, digital y procedimental. Los fraudes ciberfísicos, combinando acceso físico con hackeo remoto, ya son realidad. Solo la vigilancia constante, la segmentación de redes y el monitoreo de dispositivos podrán frenar este tipo de amenazas avanzadas en infraestructuras críticas.