Cuando Ritvika Nagula entró en Microsoft en 2019, pensaba que hacer bien su trabajo era suficiente para progresar. Pronto descubrió que solo cumplir con las tareas no bastaba: al no comunicar sus objetivos, parecía falta de ambición ante sus supervisores.
Ese hallazgo la llevó a cambiar de estrategia. Empezó a expresar abiertamente sus ganas de asumir más responsabilidades y crecer dentro de la empresa. También fijó metas ambiciosas, buscó retroalimentación constante y se aseguró de entender qué se esperaba de ella en cada etapa de su carrera.
Más allá del esfuerzo diario, Ritvika tomó control de su desarrollo profesional adoptando una actitud proactiva y buscando oportunidades por su propia iniciativa. Así, en cinco años logró cuatro ascensos, un avance poco común en una gran empresa tecnológica.
Su experiencia muestra que crecer profesionalmente requiere más que talento: es clave comunicarse bien, asumir responsabilidades y tener una estrategia clara y sostenida en el tiempo.
El avance profesional depende tanto de la comunicación como del esfuerzo personal.