En vez del tradicional método de juntar archivos por tipo, la propuesta es agrupar todo por funcionalidades concretas. Así, cada módulo contiene su propio código, estilos, pruebas y API, funcionando casi como un pequeño ‘microservicio’ dentro de la aplicación.
Esta estructura semántica alinea el código con el producto y evita confusiones, ya que cada carpeta representa una función clara del sistema. Además, limita la profundidad de carpetas, lo que mantiene el proyecto simple y fácil de navegar.
Los archivos ‘index.js’ en cada módulo actúan como puntos de entrada, ayudando a controlar qué se expone y a mejorar el consumo de utilidades internas.
Dividir en carpetas separadas para páginas y funcionalidades permite un desarrollo en paralelo y facilita incorporar nuevas rutas o cambios sin temor a romper otras partes. Los equipos encuentran así un entorno más sencillo para colaborar, integrar nuevos miembros y mantener el código limpio a largo plazo.
Una estructura modular por características hace más fácil crecer y mantener apps React complejas.